Los parientes del Hombre
Humanos y grandes simios son miembros de una gran superfamilia de primates, los hominoideos, que comparten un ancestro en común. Aunque los homínoideos tenemos rasgos comunes que nos distinguen de los primates, los humanos hemos desarrollado unas características que hacen única nuestra especie.
Origen de los grandes simios
Otros primates evolutivamente más recientes son los monos del Nuevo Mundo y del Viejo Mundo, y los grandes simios; de estos, los más antiguos vivieron hace 30 millones de años y a partir de ellos evolucionaron diversas especies, como Procónsul y Pierolapithecus, que se consideran los primeros antecesores comunes de los grandes simios y los humanos modernos.
Árbol genealógico primate
Es probable que el antecesor común de todos los primates viviera en el Cretácico (Eras Geológicas), y que luego sus descendientes divergieran en linajes separados.
Los humanos estamos estrechamente relacionados con los chimpancés, de los cuáles divergimos hacer 5-8 millones de años. Después de ellos, nuestros parientes más lejanos son los gorilas, seguido de los orangutanes. El linaje de los orangutanes divergió antes que la linea humano-chimpancé-gorila, siendo Sivapithecus su ancestro más probable. Los primates más lejanamente relacionados con los humanos son los prosimios: compartimos un antecesor común en la especie extinta Pleisadapis.
Grandes simios
Hace tiempo que se reconoció que los humanos modernos tenemos muchas similitudes con chimpancés y gorilas. Sin embargo, también presentamos muchas diferencias, y los primeros científicos que las analizaron a nivel molecular se sorprendieron al observar lo estrechamente relacionados que estamos con ellos. La mayoría de los investigadores demuestran que el ADN humano difiera del de los chimpancés en un sólo 1,5 % y del de los gorilas en un 2%, Esto sugiere una divergencia respecto a ellos relativamente reciente. Así hoy algunos científicos prefieren llamar "homínidos" a humanos, chimpancés y gorilas para distinguirlos del grupo mayor de los hominoideos, que también incluyen a los orangutanes. Dentro de los homínidos, los humanos modernos - y nuestros antecesores evolucionados tras la división de chimpancés y gorilas- somos conocidos como "homínidos"
Nuestros Antecesores
Los antropólogos han descubierto miles de fósiles de nuestros ancestros extintos. Hoy tenemos un cuadro bastante complejo del patrón general de nuestra evolución desde la separación del linaje humano y el de los chimpancés, hace unos 7 millones de años.
Hasta hace poco se creía que la evolución humana fue un proceso sencillo, con una sola línea de especies que conectaba a los humanos modernos con un antecesor simiesco. En realidad nuestra historia es mucho más complicada. Un gran número de especies coexistieron y se solaparon, y algunos linajes se extinguieron por el camino. No hay un único eslabón perdido entre nuestros ancestros y las de los otros hominoideos.
Por otra parte, no sabemos todo lo que hay que saber sobre la evolución humana: el registro fósil sólo contiene huesos que acabaron en condiciones ideales de conservación. Además los miembros de cualquier especie -incluidos los humanos modernos- difieren unos de otros en diversos grados, y los distintos grupos se separan en especies diferentes muy levemente, a través de un cambio continuo. Especies conocidas hoy, muy estrechamente relacionadas pero distintas, sólo pueden distinguirse por el color o el diseño de su piel o su pelo, o por su forma de comportarse; pistas que no resultan visibles en el registro fósil. Esto hace difícil decir sí especímenes concretos son lo bastante diferentes como para ser asignados a especies distintas, en especial cuando los fósiles están dañados o son fragmentarios.
Los antropólogos discrepan a menudo sobre que nombre poner a un especímen en particular; en algunos prefieren amontonar especies fósiles en grandes grupos diversos y minimizar el número de especies; otros dividen en especies distintas a fósiles con diferencias ligeras. En definitiva, el número y las características exactas de cada especie fósil están sometidos a un constante debate.
El árbol de la familia homínida
El árbol genealógico es revisado constantemente a medida que descubren nuevos fósiles o se aprende más acerca de las relaciones existente entre ellos.
- Sahelanthropus tchadensis (7-6 millones de años): podría ser el antecesor más antiguo de los homínidos. Existen indicios de que pudo caminar sobre dos piernas, lo que lo acercaría más a los homínidos que a los grandes simios.
- Orrorín tugenensis (6,1-5,8 millones de años): es probable que esta especie fuera bípeda. Se sostiene que sus dientes son más parecidos a los humanos que a los de los grandes simios, lo que indicaría que vivió tras la separación de los linajes, aunque no se sabe si fue un antecesor directo de los homínidos posteriores.
- Ardipithecus kadabba (5,8-5,2 m.a.) y Ardipithecus ramidus (4,4 m. a.): Actualmente se conocen estas dos especies. Los antropólogos no están de acuerdo sobre si estos fósiles tempranos son homínidos, pero si en que están relacionados con los ancestros más comunes de homínidos y chimpancés.
- Australopithecus (anamensis 4,2-3,9 m. a/ bahrelgahzali 3,6-3 m. a/ afarensis 4,1-2,8 m. a./ africanus 3,3- 2,8 m. a./garhi 3-2 m. a.): se conocen varias especies de ellos en diversos lugares de África. Cómo los antecesores homínidos más antiguos, son de tamaño similar a los chimpancés pero con cerebro algo más grandes. Los análisis de polen muestran que vivían en bosques de enebro y olivos silvestres. Sus caderas, rodillas y tobillos les permitían andar como humanos. Pero sus largos y fuertes antebrazos, sus dedos curvos en pies y manos y sus hombros subidos indican que también trepaban a los árboles, quizás para buscar frutos, huir de los depredadores o dormir. Los machos, musculosos, alcanzaban 1,5 metros de altura y unos 45 kilos de peso, unos 30 centímetros más altos y dos tercios más pesados que las hembras. El estudio sobre los fósiles indican una gran actividad de masticación, una nariz ancha y chata, mejillas pronunciadas, una boca tipo hocico y orejas en la parte posterior de la cabeza. Los dientes de estos homínidos presentan unas pautas de desgaste similares a los de los primates actuales que comen hojas y frutas. Por lo que se sabe, no construyó herramientas líticas.
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- Paranthropus (aethiopicus 2,7-2,3 m. a./ boisei 2,5-2 m. a./ robustus 1,8-1,4 m. a.): los cráneos y dientes de los parantropos están adaptados para masticar y triturar alimentos vegetales duros; estas especializaciones no aparecen en el registro fósil posterior, lo que sugiere que se extingieron sin dejar descendencia.
- Homo (a partir de los 2, 2 millones de años): los miembros del género Homo, incluido nosotros, tienen cerebros grandes y son altos, con piernas más largas que nuestros antecesores más antiguos. Todas estas especies utilizaron herramientas de piedra.
Homo habilis (2,2- 1,5 m. a.): esta especie recibió el nombre de "hombre habilidoso" porque algunos de sus fósiles estas asociados a algunas herramientas líticas tempranas. Se considera antecesor directo de los homínidos posteriores. Tiene un cerebro mayor que los australopithecus. El hecho de que se hayan descubierto sus fósiles junto a herramientas líticas tempranas sugiere que había desarrollado innovadoras conductas que implicaban el uso de herramientas y que consumía una dieta menos basad en semillas y vegetales. característica común a los homínidos posteriores incluidos nosotros. Los útlimos hallazgos han llevado a dividir a los habilis en dos grupos: uno con dientes y cerebros más grandes, conocidos como Homo rudolfensis, y otro que conserva mayores similitudes con sus antepasados austropotitecinos. Como resultado, algunos investigadores afirman que el Homo habilis debería ser llamado Australopithecus habilis.
Homo ergaster (1,8 m. a. a 600 mil años): Conocido como el "hombre trabajador", tomó su nombre de su asociación con una industria lítica más compleja que cualquiera de las anteriores. Los fósiles de la especie son tan altos como los humanos modernos y con una constitución similar. Su estructura física, alta y esbelta parece haber sido una adaptación al entorno cálido y seco de la sabana en que vivió. El cuerpo alto y los miembros delgados maximizan la superficie del cuerpo en relación a su volumen y aumentan la eficacia de la transpiración para enfriarse. Cómo la sudoración es mucha más eficiente con la piel desnuda, Homo ergaster pudo ser también el primer homínido con poco vello corporal. Su cráneo muestra rasgos característicos de los homínidos posteriores: es alto, redondeado y proyectado hacia atrás; y el rostro, corto y plano, tiene la abertura nasal orientada al frente, como los humanos modernos
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Homo erectus (1 m. a.-50 mil años): tiene un aspecto más moderno que sus ancestros. Los orígenes de la especie no están claros: al parecer evolucionó en África, es muy bien conocida en Asia y pudo sobrevivir allí hasta hace unos 50.000 años. Comparte una serie de rasgos con Homo ergaster. Algunos de los fósiles africanos asignados a ergaster pueden pertenecer a erectus, lo que podría datar el origen de erectus mucho antes. Sin embargo, erectus muestra muchos rasgos más especializados, como un cráneo más sólido y unas poderosas mandíbulas, que desaparecieron gradualmente. Muchos antropólogos creen que erectus fue un ergasteer que se difundió por Asia, o que evolucionó y luego regresó a África. Los fósiles de China e Indonesia indican que las poblaciones asiáticas permanecieron aisladas, sin excesivos cambios hasta hace al menos 300 mil años y menos de 100 mil. Uno de los rasgos distintivos de Homo erectus y ergaster es un tamaño cerebral mayor que en los homínidos anteriores, como muestra el tamaño de cráneos. Fueron las primeras especies que vivieron en entornos distintos de sus sabanas africanas natales. Se ha afirmado que la presencia de parches de tierra quemada, huesos chamuscados, ceniza y carbón vegetal en varios yacimientos africanos de Homo ergaster o erectus representan el uso del fuego por parte de los homínidos pero tambien se han sugerido que son resultado de fuegos de origen natural. El uso del fuego pudo ser necesario en la colonización de Eurasia, tanto para afrontar el frío invierno como para cocinar carne - la fuente de comida más abundante en el norte- y hacerla más fácil de digerir.
Homo antecessor (1,6 m. a.-800 mil años): es el segundo homínido fósil más antiguo encontrado en Europa. Se desconoce si representa una colonización temprana y sin éxito del continente o si sobrevivió y evolucionó en especies europeas posteriores. Sus huesos se han hallado en Atapuerca (España) Cómo algunos fósiles de Asia, es similar al africano ergaster pero un fósil igualmente temprano de Italia se parece más al asiático erectus. Esta diversidad sugiere que Europa pudo ser colonizada por varios grupos de homínidos, de los cuales uno lograría sobrevivir a largo plazo. Su cráneo era más bien primitivo, con frente baja y el cerebro un poco mayor que el del Homo ergaster. En el yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca se ha han encontrado fragmentos de homínidos fósiles que corresponden a seis individuos de entre 3 y 18 años. Junto a los fósiles se han hallado útiles líticos así como huesos de animales con señales de haber sido despedazados para obtener su carne.Aunque algunos grupos humanos practicaban el canibalismo con fines rituales, las pruebas de Atapuerca indican que estos individuos despedazaban y comían los cuerpos como alimentos. Esto implica que tenían dificultades para obtener comida. esta puede ser la razón por la que se conozcan pocos fósiles: aún les resultaba complicado sobrevivir en entornos nuevos por lo que los grupos serían poco numerosos.
Homo heidelbergensis (hasta 1, 8 millones de años): probablemente fue esta especie el último ancestro común de neandertales y humanos modernos. Los fósiles muestran una mezcla de características heredadas de homínidos anteriores y de rasgos más modernos y evolucionados. Según sus fósiles, eran altos y bien musculados, con piernas de huesos robustos, lo que indica una dura actividad física. Las marcas en los huesos de animales hallados junto a los fósiles nos dicen que estos homínidos africanos eran carroñeros competentes y buenos cazadores. La gran mandíbula proyectada y sin mentón, los gruesos huesos craneanos, los grandes arcos superciliares y las piernas robustas fueron heredados de homínidos anteriores, probablemente del H. ergaster. Entre sus rasgos más modernos se hallan su cerebro mayor y un cráneo más alto y ancho.Los fósiles europeos de Homo heidelbergensis evolucionan con el tiempo hacia Homo neanderthalensis. El relativo aislamiento de las poblaciones europeas y las exigencias particulares del clima frío hicieron que heidelbergensis desarrollara una anatomía distintiva de los neandertales al cabo de cientos de años.
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Homo neandethalensis (350 mil a 30 mil años): habitaron Europa durante más de 300 mil años antes de la llegada de los humanos modernos. El mayor debate en torno a esta especie es su relación con ellos. hay quien cree que sus adaptaciones anatómicas eran tan especializadas y distintas de las nuestras que los neandertales representan una especie distinta, una vía evolutiva "muerta". que fue completamente reemplazada por los humanos modernos. Otros afirman que son los bastantes similares a nosotros como para ser una subespecie de Homo sapiens. Los avances recientes en análisis genéticos están dando peso a la primera perspectiva. El registro arqueológico muestra que fueron cazadores competentes y unos excelentes fabricantes de herramientas, si bien las evidencias de conductas "humanas" características, como el lenguaje, el arte o la religión son menos claras. Los neandertales prosperaron durante más de 300 mil años, en medio de condiciones climáticas duras.Estaban bien adaptados al entorno frío de Europa, y su forma de vida implicaba una intensa actividad física. Es muy probable que esto explique su anatomía distintiva. Los cerebros grandes hacían un uso más efectivo del calor, y las grandes narices facilitaban que el aire se calentara antes de llegar a los pulmones. Sus cuerpos eran robustos y fuertemente musculados, y las uniones entre músculo y hueso estaban muy marcadas, lo que indican que sometían a los mismos a una mayor presión. Sus hombros y brazos estaban adaptados para una agarre poderoso; los músculos utilizados para lanzar y golpear estaban muy desarrollados. el grosor y las formas de las piernas reflejan mucho uso, y los anchos huesos de los pies son adecuados para largas caminatas por terrenos abruptos. La pelvis demuestran diferencias interesantes respecto de los humanos modernos, pero los antropólogos no están seguros de si ello indica que gestaban durante más tiempo y parían hijos más maduros, o si se debe a sus diferencias de constitución y a la fuerte presión que soportaban en sus caderas. Un hioides de un neandertal hallado en Israel es idéntico al de los humanos modernos, lo que indica que pudieron tener alguna forma de lenguaje.
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El destino de los neandertales y la llegada del Homo Sapiens
No hay evidencias de lucha entre los humanos modernos y los neandertales. Hay pocas pruebas de que llegaron a encontrarse.Algunos arqueólogos han afirmado que los neandertales no se extinguieron, sino que se mezclaron con los recién llegados. Lo más probable es que los humanos modernos explotaron mejor su entorno que los neandertales. El arte, la joyería y los rituales están limitados en gran medida a los enclaves de Homo sapiens, y se cree que las habilidades y procesos mentales implicados en estas conductas permitieron a los humanos modernos planificar y organizar sus cacerías más eficazmente, y mantener relaciones intergrupales en áreas más extensas. Al parecer, en algunas zonas coexistieron durante unos 10 mil años, lo que indicaría una competencia muy limitada. El clima europeo de aquella época era muy inestable, y aunque los neandertales estaban mejor adaptados, las rápidas fluctuaciones pudieron someterlos a una presión considerable. enfrentados a una nueva competencia por los recursos cada vez más limitados e impredecibles, una pequeña ventaja por parte de los humanos modernos pudo ser suficiente para marcar el destino de los neandertales.